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Mostrando entradas de 2011

EL HOMBRE SIN MÁSCARAS

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Erase una vez, un hombre que no creía en nada.  Pasaba sus días caminando de un lado a otro y trabajando sin pausa. Tenía varias máscaras que usaba según era el día. Su atuendo siempre era elegante y su sonrisa falsa. Cuando por la noche, llegaba a su casa, se quitaba la careta que había tenido puesta toda la jornada: - Hoy no he dejado este ceño fruncido y este terrible dolor de cabeza. Por fin puedo descansar… Y se tumbaba en su cama, dispuesto a recordar cómo era antes de las máscaras: - Sé que cuando era niño, mi madre me decía: “ Cielo, esfuérzate en ser como hay que ser ” y su padre lo afirmaba: “ Tienes que ser como el abuelo. Tan alto y serio, que nada puede romperlo ”. Las miradas de sus ya ancianos padres, se encontraban en aquellas palabras y parecían susurrar a voces:  “ Este niño conseguirá vivir sin esfuerzo. Todas las caretas que le estamos regalando son su salvación de mañana ”. Y lo consiguió… Vaya que sí. Aprendió a vivir con

Cristina y la magia

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Relato narrado por Carol

Alguna parte

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Aquella persona vivía cerca de mi casa. Era un hombre algo mayor y bastante corpulento. Cada mañana muy temprano, lo veía caminar rápido hacía alguna parte.Hace unos días que ya no lo veo. Imagino que habrá llegado hacía alguna parte. Cuando me asomo a la ventana ahora, lo echo de menos. Cuando lo veía no sabía que pronto dejaría de hacerlo. Tampoco sabía que aquella persona era yo misma.Tuve que haberlo intuido, ya que una tarde, nos cruzamos por el barrio. Él me sonrió y levantó una mano para saludarme. Convencida de que no era a mí, yo no le respondí. Éramos casi vecinos, pero nunca nos habíamos visto cara a cara. Yo seguí mi camino…Hasta hace unos días que me dí cuenta de su total ausencia.Aún así, sigo asomándome a la ventana para ver si aparece. Pero sólo veo a una mujer mayor y a un chico caminando rápido hacia alguna parte. Toda la gente que suele andar por la calle, parece que tiene prisa y lo mejor de todo, es que parece que saben donde está alguna parte. Yo nunca he ido

Un día lluvioso

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Allí estaba yo, como una sirena en el mar. Chapoteando entre las olas, mientras la lluvia caía sobre mi ya mojado pelo. Una vez más, se había hecho tarde. Me sentía como una esponja. Cuanta más lluvia caía, más quería yo. Pero ahí no quedaba la cosa. Por el camino a la playa, había visto una roca llena de piedras brillantes. No sabía si el brillo era real o debido a las gotas de la lluvia, pero sí sabía que no podía apartar los ojos de tanta belleza. Tal vez, no había sido buena idea caminar descalza hasta la orilla. Ahora tenía que regresar por el mismo camino, pero esta vez, tendría que sortear litros de agua y espuma blanca, que con fuerza chocaban una y otra vez contra la preciosa roca. La lluvia era cada vez más torrencial. Me aparté el pelo de la cara y miré alrededor. Las gaviotas habían dejado de volar buscando peces que comer. Las olas habían dejado de hacer ruido cuando chocaban contra la roca… no escuchaba nada. Ni tan siquiera mi respiración entrec

“Los JJJ”

Domingo, 4 de abril de 1993 Este relato que paso a contar, no es un cuento de hadas. Es la historia de tres hombres perdidos en su propio subconsciente. Jack, Julian  y Jacob, eran tres investigadores de la mente humana. Eran conocidos en todo el mundo como los “JJJ” y aceptados por la gran mayoría. Digo esto, porque todavía quedaban algunos que pensaban, que la labor realizada por los JJJ era mala para la humanidad y para el prestigio de ciertas razas, como era la blanca. Jack, era un americano de piel oscura como el carbón; Julian francés y mulato; y Jacob un judío afincado en España. Los tres eran profesores de Universidad, que se conocieron en una conferencia de Psicología, en la tierra de Jack. Todos se hicieron muy buenos amigos y decidieron montar su propia investigación. Pensaron que lo mejor, era irse lejos de sus países correspondientes, pues al ser los tres de diferentes culturas, había gente que no los tomaba en serio y llegaban a humillarlos. Tan asqueados de

“EL CIGARRO PROTESTÓN”

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Poesía que escribí a máquina entre 1984 y 1985 (con unos 9 o 10 años) (no tengo la fecha, y recuerdo que me equivoqué de famoso. Quería poner a Elvis Presley…).            - Cigarrito, cigarrito – Le decían sus compañeros un poquito asustaditos – Ya mismo te toca tu hora, péinate mucho, ponte la gorra, piensa que un día serás John Travolta. Antigua leyenda de los cigarros: vete a la guerra, la boca del malo, y no llores, sonríe pues algún día John Travolta serás, cierra la boca, ¡Muérete pronto!, los humanos son tontos por su maldad, y recuérdalo sonríe hasta morir, cuando te quemes no llores, cuando te pisen canta, y así la tortura no será tan vasta.      - No quiero peinarme, no quiero morir, prefiero la vida para vivir, no para morir!   - Decía muy tristón el cigarro protestón.      - No seas tonto… John Travolta es alto, John Travolta es guapo, John Travolta nos quiere, John  Travolta es…      -¡Es raro! ¿verdad? Nos quiere matar, nos quiere asesinar, es malo

La Dimensión Desconocida

Relato escrito el 8 de septiembre de 1991 (cuando tenía 15 años). Un día como otro cualquiera, Alicia se levanta de la cama para ir al instituto en el que estudia. Están acabando las clases, así que hace algo de calor en la calle. El tiempo es de estos raros, en el que puede hacer calor o frío, así que se ve a gente con manga larga y otros en tirantes. Camino del instituto, Alicia se siente feliz, tiene ganas de acabar el curso. Cuando va a mitad de camino, justo en el bar por el que pasa todas las mañanas, Alicia ve a alguien, que le resulta conocido. Se acerca un poco más para ver mejor. Sí, es su amiga Elisa, que acaba de verla y le hace gestos con las manos para que vaya. Así que Alicia, siempre tan dispuesta y alegre entra en el bar. Se acerca a la mesa donde la había visto, y empieza a hablarle: - ¡Eh! ¿Cómo tú por aquí? Porque… - Pero a mitad de la frase se da cuenta de que no es Elisa, la que está sentada en aquella mesa, sino un hombre mayor, con una larga barba

EL DIARIO SECRETO

- ¡Ratita presumida! – Le dijo a María, su tío Alfredo desde el fondo de la sala – Esta mañana, has estado fenomenal en la representación del colegio. María, que a sus cortos años, ya destacaba por sus respuestas extensas y bien definidas, respondió: - Gracias tito. Sin mediar más palabras, la niña de pelo largo y rizado, se fue a su dormitorio. - ¿Qué le pasa hoy a María? – Preguntó Alfredo a Leticia, la madre de la protagonista de la obra de teatro de aquella mañana. Leticia, era una mujer joven, pero con muchos años vividos y muchas duras experiencias a sus espaldas. En su cabello, ya se distinguían varias canas: - ¡No lo sé hermano! – Exclamó con desesperanza – Esta mañana se levantó ya muy rara. Decía que tenía que regresar pronto a casa, que no podía dejar su habitación sola durante mucho tiempo. Me tiene preocupada… su hermano Luis me ha dicho que en el colegio, ya no es la misma… Luis entró en esos momentos por la puerta del salón. Con su aspecto desgarbado y los