“Insomnio”

Otra vez he tenido insomnio esta noche.

Desde que aquella extraña figura se presentó en mi habitación, ya no descanso.



Durante el día, todo me parece irreal.

Por la calle, ando como en una nube y todos los que pasan cerca de mí, parece que no me ven.



Si por lo menos pudiera dormir un poco. Aunque solo fuera unos minutos…

Pero ni siquiera cuando creo que duermo, soy capaz de descansar.



La sombra alta y gris, aparece en todas mis pesadillas.

Se me acerca sigilosa e intenta cogerme. Y muchas veces lo consigue. Siento el peso de su cuerpo en el mío. Y me corta la respiración. Y el sueño…

Despierto con esfuerzo en un mar de sudor y lágrimas, sin entender muy bien el porqué de todo lo ocurrido.

Ruego que me deje en paz, pero la figura se acerca demasiado a los pies de mi cama.

Lo peor de todo, es que todos los sueños ocurren en el que era mi lugar favorito de la casa: en mi dormitorio.



Sé que debería de hablarlo con alguien. Por lo menos con algún amigo, pero no creo que estén dispuestos a escuchar mis neuras.



Hay un momento en el día, en que me siento relajado. Y esto ocurre, cuando al volver del trabajo, me tumbó en el sofá y enciendo la televisión.

Ahí si que no puede conmigo. Se me olvida por unos minutos que existe y que pronto llegará la noche. La temida noche…



Una respiración entrecortada, me ha sacado hoy de mis ensoñaciones diurnas. Me he dado cuenta de que era yo mismo, cuando he abierto los ojos de repente.

Y allí estaba ella. O por lo menos eso he creído ver.

La sombra gris, mucho más alta que yo (que ya es decir, ya que soy bastante alto. De joven jugaba en un equipo de baloncesto, y era uno de los mejores…), me miraba desde una de las esquinas de la habitación.

- Nadie te ha invitado – He gritado con rabia – Vete de mi casa.

La sombra se ha mantenido quieta. Yo he vuelto a cerrar los ojos, deseando no volver a verla.



Insomnio… vaya palabra que he conocido a estas alturas de mi vida. Nunca tuve problemas para dormir. De hecho, siempre he sido la envidia de mis conocidos y familiares. Podía dormir doce horas o más, sin darme cuenta. Era tan fácil la vida entonces.

Respiraba dos veces y me quedaba profundamente dormido. Tampoco recuerdo haber soñado…

En ocasiones, un alboroto de voces, conseguían despertarme:

- ¡Vamos! – Decían – Ya era hora. ¿Seguro que no está muerto?

Y lo parecía la verdad… realmente muerto…



Por eso, esto que me ocurre ahora, es nuevo para mí.

Yo escuchaba historias de personas que vivían atemorizadas por algo y que no podían dormir. Siempre pensaba que eran unos exagerados.

- Todo el mundo duerme… Aunque no quieran – Pensaba.

Que iluso era entonces.



No sé como solucionar este insomnio.

Aunque hay un lado bueno.

Las noches, en las que ya no puedo más, me levanto despacio y hago maquetas de aviones.

Siempre me han gustado esas maquetas. Desde pequeño.

Ya llevo hechas cuatro.

Aún no tengo pensado que hacer con ellas.

Lo cierto es que, ésta no es mi preocupación fundamental.

Yo solo quiero dormir bien.

Tan solo eso. Cerrar los ojos y dormir.

Sin sombras, sin pesadillas, sin miedo…

Puede ser que no lo consiga. Quién sabe.

Aunque a lo mejor, termine yo por convertirme en esa sombra alta… en esa sombra gris.

Tal vez ya lo sea.

Comentarios

la.eu@hotmai.com ha dicho que…
Muy buen relato. Me ha llegado a atribular esa sombra gris… ha habido un momento que la he sentido mientras leía.
Espero que no seamos sombras y que además nos movemos como fantasmas...Lo deseo, con todo mi corazón, porque yo lo único que quiero es... poder dormir.
Un cariñoso abrazo
Adrián J. Messina ha dicho que…
Que gran relato.
Siento la incertudumbre que persigue a aquella persona junto con aquella sombra que la desvive. Sus ganas de que todo desaparezca se hace tan evidente que no hace más que seguir sufriendo las consecuencias de un mal sueño y querer descansar. Aún consiguiendo el sueño, sabe lo que le esperará si no lo consigue.
Fascicante.
Felicitaciones y gracias por compartirlo.

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